Escúchame mientras te digo…
Que no hay ojos para el Alma… Tan sólo te observa.
Que los objetivos se difuminan y desvanecen… Simplemente, se da cuenta.
Sin un mañana, ni un ayer… sólo el Hoy, que vive en ti, por todas partes… despierta.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 15/12/2017