Desierto
Bajando un nivel más profundo, donde ya no existen los apoyos, los seres queridos o las personas generosas, con alma…
Un nivel desnudo, frente a frente, en el que percibir el agotamiento, y
nada más, cara a cara, contemplarse.
Desierto. Quema el sol las briznas que salen al paso, las piedras sobre las que camino, la arena en la que encajo mis pisadas creadas por alguna presencia anterior a mi viaje,…
Aquí, en este lugar, no hay refugio, nada sana salvo el mirarse a uno mismo, aguardando, hasta que el reconocimiento propio va trayendo sus respuestas, sus bálsamos, de las manos de quienes sí te observan y te cuidan mientras te encuentras ahí abajo, frente a ti mismo.
Tu propia consciencia, los guerreros del alba, que nunca descansan…
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 09/10/2017