Cazadores de llamas
Somos cazadores de llamas
compitiendo por una supervivencia ficticia impuesta o autoimpuesta.
Sin tregua, sin tiempo, sin espacio que respetar al prójimo…
Se nos va la vida, interpretando un papel de maquinista que nunca descansa en ninguna estación, que nunca llega a destino…
Alimentándonos de la llama del fogón, de la llama de cualquier viajero pero olvidándonos de su sonrisa, borrando la huella de su paso, del momento compartido que nunca existió…
Sin tregua, con tiempo, y sin espacio para respetarnos a nosotros mismos.
El sueño eterno de la infelicidad que hemos de modificar,
para evolucionar hacia nuestro verdadero destino: la felicidad.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 30/11/2017