Flaco Barral y el blues
El otro día escuchaba a Jorge con los fabulosos músicos que lo acompañaban y sólo puedo decir que salí feliz.
Esto es lo que me ha sugerido:
Así es. Blues. Y un toque de la India. Pentatónicas eólicas enamoradas en-harmonizadas. Pareja fusión que une a hermanos lejanos, desconocidos y extranjeros, pero no en el corazón que habla, se expresa sin fronteras y escucha abierto, como las heridas sin cicatrizar que no pueden cerrarse, indoloras, en la felicidad de sentir el torrente vital de la música en tu movimiento. Te vibra, te siente.
Claro, la música que parte de esos mundos recónditos aparecen y desaparecen de la nada en puntos deslumbrantes recogidos en tu centro vital, en continuo movimiento, en perpetua cascada de expresión que hace brotar las emociones, las abraza, las comprende, las expulsa al infinito…
Se clavan en los pechos del mundo, atraviesan todo alma sensible recibiendo todos esos haces y su luz en movimiento,
sonrisa de la vida que
mueve el molino consagrado
a las semillas de la vida.
Sentir. Expresar. Sentir.
Desde muy arriba, como el vuelo del cóndor.
Desde muy adentro, como sólo el respirar pausada y profundamente te trae a la vida.
Sin sueño y consciente. Vibrante, pero sereno.
Y feliz.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 18/01/2018.