Danza siciliana
Como un trazo circular que todo lo abarcan los brazos estirados, en un movimiento provocado de manos, dedos estremecidos al contacto con el sutil aire calmado, vibrante, esponjoso, llamante…
Circular de espirales, caderas rutilantes, espejos de sonrisas que remueven el alma, su fruto expresionado… en un movimiento, en una canción.
Una canción que se escucha, compartida,… pero no suena a los oídos atentos de los mortales… por más que quieran, por más que lo intenten, por menos de un suspiro…
Risas, carcajadas suaves, sintonías cómplices, sinfonías en movimiento, danzando la vida,
alimentando las manos entrelazadas, vueltas y más vueltas, diferentes, cambiantes, sin despertador para evitar el trance, sin necesidad… de parar…
Sólo de sentir el tándem cómplice en las miradas, en las manos, en la expresión de la rosa que portas entre los labios y el aroma desprendido mientras danzamos, a la siciliana.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 11/12/2017