Bajo la lluvia
Caminaba…
Sintiendo el cambio estacional en el que nos adentramos las personas una a una. Nos miramos al son de los claxon, baldosas rotas, paraguas que se amontonan sin espacio delimitado para convivir apaciguadamente… Un milagro por poder desenvolverse en la gran ciudad imposible…
En ese juego de tumultos siempre existen complicidades, sí. Miradas que parecemos estar situadas al margen del ritmo impuesto por las circunstancias, corazones generosos que escuchan las chispas de ese instante mágico en el que la vida ocurre…
Sonrisas que te hacen comprender, que comprendes, el tesoro de la vida, de las casualidades cuidadosamente gestadas para que la sorpresa, la sensibilidad y la esperanza broten en uno como el torrente de aguas rápidas que nace en los manantiales de alta montaña, como si los cauces no existieran, como si el tiempo se midiera simplemente en un instante de conexión, de plenitud.
Continué caminando, en esta ocasión sin paraguas, protegido bajo la lluvia… cómplice del alboroto, del ritmo de mis pasos y, mientras, alguien encendía un cigarro de intenso aroma en una esquina próxima…
Sí. Bajo la lluvia,…
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 18/10/2017