La vida
Como una losa pesa. De granito, enternecido.
De tacto rugoso al día que no quema, pero tampoco serena.
Profundo respirar, profundo… Sí.
Cansancio, en forma de lingotes, calibrados en oro… aunque sintiendo su peso…
Valor, valorado. Peso que inmoviliza el paso, la mente… Y deja partir al alma.
Vuela libre, sin peso ya, sin forma.
Vuela, en esa sonrisa de ligero equipaje, sin billete y sin permiso.
Libre, como cuando acaricié el alma del venado blanco y sus ojos, en calma, me protegieron.
Era tarde veneciana, de luces tardecinas y versos por escribir.
Y otros… Ya escritos.
Mientras la luz dorada continúe su pulso con el ocaso,
Aguardemos, que la isla Elefantina está de paso, entre el Crepúsculo y el Alba…
Aguardemos.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 10/09/2018.