Acantilado de madera
Un gran acantilado se extiende a lo ancho y largo de la playa
de árboles, silencios y arena.
De agua y náufragos inesperados,
que a veces entregan un mensaje al incierto mar…
Paredes carcásicas escaladas por enjambres de huecos y salientes.
árboles y plantas.
A media altura, mi casa incrustada en cristal puro.
En sol de horizonte bravío y sereno, que cala en todos mis rincones
cuando contemplo siluetas de delfines que saltan a través de mi cristal,
me traen sus cantos mensajeros, envueltos en luz…
Y la respuesta, proyectada al instante, que brota desde el canto, habla de esperanzas, de frutos recogidos, de calor alrededor del fuego.
Ese que crepita, en comunión directa con el Sol de poniente…
mientras las preguntas se disipan y sólo existe el recogimiento vespertino
silenciado en esperanzas, rumores y certezas.
Contemplar el vasto horizonte y…
Esperar…
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 09/08/2018.