En creciente
Luna que vislumbras con tus destellos la noche.
Luna velada que en creciente muestras tu sonrisa.
¡Cómo me acaricias! ¿lo sabes?
Se me clava muy dentro, puedes verte reflejada tiernamente en la comisura de… mi sonrisa…
Cierta, como la puntualidad con la que me recibes mensualmente.
Maternal, como sólo la madre recibe a su criatura, fruto de sus entrañas.
Bendita, como el credo en el que confío ciegamente.
Viviéndote con el alma cuando sales a mi paso.
Y en los momentos de desencuentro,
me recojo taimado, sabiendo -con cierto aire de altivez- que regresarás a nuestra cita, en esa noche de reencuentro en la podremos volver a rozarnos, a acariciarnos… con la mirada.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 22/10/2017