Como una barcarola
En ruta, hacia alguna parte definida, donde los desvelos se atenúan, como pinceladas en vidrios tintados de aceites aún vírgenes.
Pasando por lugares que se atisban advenedizos para el viajero que busca asiento, sed del caminante que encuentra hospitalidad en una mirada, en un gesto.
Encuentros inesperados que reconfortan el respirar entrecortado cuando en tiempo de siega la hoz se desliza con su filo recién estrenado.
Palpitaciones, descaros y sordinas.
Un canto a la vida que entona su voz, rítmica, al natural y, despierta.
A ritmo de barcarola, por qué no. Entre la gente.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 22/10/2017