Infinito
En ocasiones te presentas esperado, de gala o sin protocolo concertado, aunque a la cita convenida.
Bienvenido.
Cuando te invito y respondes amablemente a mi llamado es momento de sentarnos a la mesa que hilvana nuestro encuentro de puntadas, hiladas en aire carmesí, vital y -al mismo tiempo- testigo fiel que cumple con la naturaleza del viento…
Me gusta parar. Observándote cuando sé que te acercas y llegas hasta mí. Etéreo, velado de forma, directo hasta el corazón.
Certero.
Si sé que te emplazo y no llegas o apareces porque sí, se me rompen en mil pedazos esperanzas y yugos, cadenas y fantasías, quedándome yermo de historias o proyectos, de seguridades y recuerdos.
Son los instantes ávidos de alma, de inocencia y sonrojo. De amor y vacío.
Pero entonces, es entonces cuando de verdad sonrío…
Con el alma sereno abierto hacia el infinito.
Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 08/08/2019