A barlovento
Deja que recoja tu rostro vibrante entre mis manos, por favor…
Permite que grabe en mi memoria de navegante tardío cada una de las expresiones marinas que te recorren, a través de tus aguas, de tus playas…
A sotavento y varados, recuerdos marchitos que veo arder en la orilla, de arena, de humo limpio, de sensaciones asimiladas que desaparecen y permiten que las corrientes continúen surgiendo, expresándose, a su ritmo…
Bancos del momento que surgen de la nada por barlovento y llenan de riqueza la intimidad prístina que percibes y que te arranca de las entrañas, la vida, a flor de piel. Ríes, te estremeces, te sobrecoges en una mirada electrizante que me sacude el alma. Por favor…
Juntos, en el catamarán, plegamos velas. Es momento de recogerse en los corazones, entrelazados los cuerpos, para observar y disfrutar el cielo, latido a latido… hasta que la aurora nos reclame.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 17/11/2017
De verdad que me ha estremecido por la claridad de los sentimientos que expresas, por su pureza, por su belleza. Precioso.