Tus circunstancias
Como hijos que se agolpan, como cúmulos de vida enverdecidos y nacidos, prematuros.
Aparecen a un destiempo que atascan las experiencias y emborronan el presente.
Sólo, esperar a que el agua de lluvia primaveral limpie con su paño
la visión tergiversada de la vida,
a que nos chorree y nos empapemos de su frescura,
mientras sentimos y observamos como todo transcurre
recuperando la quietud del Ser.
Atento y atemporal.
Viviente, siempre naciente
en el ciclo de la vida.
Naciente para el alma,
como el perfume de la rosa
recién abierta.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 06/03/2018