Compañera
Así vives dentro de mí.
Así te guardo y te aguardo cada manaña, cada tarde y cada noche, mientras las cintas de tu cuerpo ondean libremente al ritmo que nos trae la vida.
Salvajes, nobles, de lealtad regalada y no solicitada.
En los labios un pacto, en el tacto de los besos un compromiso que no se puede poner por escrito;
Sólo en el alma queda lacrado.
Miradas encontradas.
Y entrelazadas, como el baile de las cintas, danza de cometas sobre la arena mojada y vespertina de la playa.
Huele a lluvia, huele a menta.
Compañía en el alma. Compañera.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 23/08/2018.