Versearte
Me gusta versearte cuando algo te pasa y no me dices nada.
Recurro así a captar la atención a la que tu ser auténtico siempre responde, sin decir nada en palabra, sólo en el brillo que siempre sale de ti y que me explota el alma desbordada.
Me gusta versearte, cuando algo tengo que contarte, porque es importante que te diga, que te exprese, que te abrace en la vida que de nuestra comunicación pura surge, como el día de la noche, como el beso que parte de tus labios humedecidos, en ese momento en el que simplemente respiramos, libres, fundidos en nuestra mirada.
© Roberto Sastre Quintano.
Madrid, 31/12/2017